El microondas se inventó por casualidad. En 1946, un científico que estaba trabajando en un proyecto de investigación relacionado con el radar comenzó a hacer pruebas con un tubo llamado magnetrón y una chocolatina que estaba cerca se derritió. Fascinado por su descubrimiento intentó hacer palomitas de maíz con las microondas, y lo consiguió. En 1947 salió al mercado el primer horno microondas comercial. Era enorme, medía cerca de 1,60 metros de altura, y pesaba 80 kg. Pero lo peor no eran sus medidas, sino su precio: estos enormes artilugios costaban alrededor de 5000 mil dólares cada uno. Sesenta años después, el microondas se ha convertido en un electrodoméstico básico en nuestras cocinas y nos parece de lo más normal que un aparato con forma de tele hueca sea capaz de calentar comida en su interior.
¿Lo siguiente? Estaba claro, un mini microondas USB que bebe energía de tu ordenador a través de un cable, como marcan las tendecias. Ha sido creado por la marca de alimentos Heinz y se llama Beanzawave (algo así como «judías ondas»), y con él podrás calentar un temptempié a media mañana, la comida o una café.
El mini microondas USB es aún un prototipo y los fabricantes están estudiando la posibilidad de incoporar además una batería de litio para hacerlo transportable. Así también podrán utilizarlo otros gremios como los pescadores o agricultores. Y por supuesto podrás llevarlo de vacaciones.
Sin embargo, este minúsculo microondas (tan sólo mide 7,4 x 6,2, 5,9 pulgadas / 19 x 16 x 2,30 cm) tiene 2 inconvenientes. Cuando salga al mercado costará cerca de 100 libras, un precio que no muchos estarán dispuestos a pagar. Y por otro lado, si se comercializa y a tus jefes les gusta la idea, acabarás atado a tu mesa de trabajo y ya no tendrás que levantarte de tu asiento ni para hacerte un café. Un poco triste ¿no?
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Vía Daily Mail